palabra del pastor
 

Con la gracia de Dios, celebramos este año el 88 aniversario de nuestra amada Iglesia. Como dijo el profeta Samuel, “Hasta aquí nos ha ayudado al Señor”. Con mucha alegría en nuestros corazones, debemos agradecer al Señor Jesucristo por haber concedido el privilegio de trabajar en su obra, ayudando a mantener a nuestra Iglesia hasta el día de hoy.
La existencia de nuestra Iglesia revela el interés y el cuidado de Dios por su pueblo.

La carta de Pablo a los Efesios, en el capítulo 4, nos hace reflexionar sobre algunas consideraciones espirituales a las que debemos prestar especial atención al conmemorar el aniversario de nuestra Iglesia.

Primero, debemos esforzarnos por preservar nuestra unidad como una sola familia (vv.3 – 6), basados ​​en una doctrina sólidamente fundamentada sobre las Sagradas Escrituras. Debemos velar por la paz en nuestro medio y también por el orden, pues Dios no aprueba la confusión. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo y un solo Dios y Padre de todos.

En segundo lugar, debemos ejercer con seriedad y disposición los dones que el Espíritu Santo nos ha concedido con ocasión de nuestra conversión a Cristo. Nunca debemos ser negligentes en la obra del Señor. La victoria de la Iglesia ocurre cuando los hijos de Dios arremanbra las mangas y se dispone a trabajar enérgicamente para el engrandecimiento del Reino de Dios (v 7-11).

Finalmente, debemos hacernos conscientes de que el objetivo de Dios para nosotros es nuestra madurez espiritual (vv 13-16). Debemos crecer espiritualmente, para que nuestra comunión con Dios a través de Cristo sea cada vez más fructífera y sólida. Así, Dios será glorificado en nuestras vidas. Pero, para poder madurar, es menester concentrarnos en el estudio de la Palabra de Dios.

Por tanto, en esta conmemoración de los 88 años, recordemos la importante tarea que nos ha sido delegada por el Señor: la perpetuación de nuestra Iglesia, para que nuestros hijos puedan aprender aquí el camino de la salvación en Cristo, así como nosotros aprendemos de nuestros padres iglesia. Que nuestros hijos vean en esta Iglesia la continuación de sus hogares. Que Dios sea alabado.

Rev. Roy Abrahamian
Pastor de la Iglesia